Uña, villa en el obispado de Cuenca, y aunque es pequeña tiene cosas muy notables; entre otras una laguna muy grande, con tanta abundancia de truchas, que están perpetuamente saltando sobre el agua. Los pescadores entran a pescar en unos pedazos de troncos de una pieza a manera de artesas y la laguna es hondísima. Tiene otra particularidad, que parece mentira: una isla con hierba que se apacienta en ella ganado, y algunos arbolicos; esta corre por toda la laguna, siendo llevada de los vientos.
Está fundada en cierta manera de piedra esponjosa, que es como toba. (Ovidio, lib. 15 Metamor., por cosa maravillosa cuenta de las islas Simplégades que en un tiempo vagaron sobre el mar agitadas del viento). Tiene un valle angosto, que de una parte y de otra están los riscos muy altos, y a plomo y se va a dar a un rincón, a donde estos peñascos se juntan; debajo dellos, salen diferentes arroyos y fuentes, y dellas manan las truchas que van a caer a la dicha laguna.
Tiene más una fuente que llaman del Azabache, que verdaderamente no difiere del azabache que se labra si no es en ser blando; y tengo para mí que quitándole los costrones de encima, se hallaría el azabache fino, pero no se ha intentado por no estragar la fuente, cuya agua dicen ser de muy buen sabor y saludable. Esta villa es de los marqueses de Cañete, y aunque tienen otras de más vecindad y autoridad, esta, a mi parecer, deberían estimar en mucho